Ameyalli, palabra mágica

Hace unos tres años conocí a Tere quien me presentó a Mere. Poco tiempo después tuve el gusto de convivir en una comida con Yolanda, Maité, Caty, Ana Ceci, Benny, Itzel y otras personas más. Zefe me abrió la puerta el día que me presenté en la escuela. ¿Cómo se llaman? ¿Cómo los anoto en mi celular? Y me respondieron: Pues basta con agregar al nombre la palabra mágica “Ameyalli” como apellido y no habrá confusión posible.

Así fue como descubrí a esta Comunidad Educativa, sin protocolo, sin jerarquía, sin tener que presentar mi curriculum vitae. La confianza que me otorgaron fue el punto de partida de mi “aventura” con esta Institución. 

¿Por qué Ameyalli para mí es una palabra mágica? Porque pasando la puerta de entrada no vi ningún edificio estándar, con aulas cuadradas, todas del mismo tamaño y color, o con un patio con piso de cemento que sirve de espacio de recreo, de cancha de basquetbol y de centro ceremonial para cantar el himno nacional todos los lunes. En cambio, descubrí una reserva natural con árboles y plantas dispersas en un piso de tierra y varios desniveles marcados por unas llantas pintadas de colores; y casi en medio, una espiral de plantas y piedras como espacio de reunión y conexión colectiva.

Casi frente a la entrada hay una casa de bajareque y un pequeño letrero que avisa que ahí está la dirección. Más adelante, una sala amplia, abierta, que funciona como salón de arte; abajo el área de preescolar y a la derecha varias pequeñas aulas para los grupos de primaria. Entre ellas, un espacio libre debajo de los árboles donde el maestro de música ensayaba una canción con un grupo cuando estaba visitando el lugar. 

En este hermoso espacio se desarrolló mi primera reunión de trabajo con Caty, Benny e Itzel. El aire fresco de la mañana, el café y más tarde la botana dieron a nuestro diálogo lleno de entusiasmo un sabor exquisito, una sensación de bienestar total, y sentí la necesidad de expresar mi profundo agradecimiento por este recibimiento tan sincero. 

Todo está lleno de magia en este lugar no convencional donde se manifiesta amor, mucho amor, compromiso, mucho compromiso, para una educación en libertad. 

Gracias Ameyalli por permitirme ser parte de su proyecto.

Colette Ameyalli

Nuestra comida de agradecimiento por el increíble trabajo del equipo de liderazgo

Colette, es un ser realmente luminoso. 
Es de esas personas que, cuando llegan, te hipnotizan. La escuchas y deseas que no pare de hablar, porque cada intervención viaja profundo y nutre un lugar muy genuino en tu ser. Además es una gran investigadora que ahora vive en Malinalco. Y, no sólo eso, ¡es parte de nuestro equipo! En Voces y Visiones, somos de lo más afortunados de contar con la presencia y talentos de Colette Ameyalli.